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ECUADOR Y MEXICO: PUEBLOS HERMANOS, GOBIERNOS DISTANTES.

Por: Pedro Vargas Ávalos

Bien se dice que, en la relación de nación a nación, se debe actuar con diplomacia, es decir, usando la mano izquierda –con sutileza- habilidad en el trato, artesanía de las relaciones humanas, savoir faire -saber hacer con destreza-, atender con cortesía, buen tacto, lo que implica saber callar a tiempo y conocer cuándo se debe hablar o actuar.

Es así, que, en nuestros días, estando el mundo cada vez más interconectado y las relaciones internacionales sujetas siempre al derecho, estas desempeñan un rol decisivo en la configuración de los asuntos políticos, los de índole económico y en general la cultura, incluyendo deportes y todo tipo de actividad global. Por ello la diplomacia es tan importante para el desarrollo mundial y el mantenimiento de la paz.

Todo lo anterior viene a cuento en razón a la posición de México en el concierto internacional, que ha sido con algunas variaciones, de respetable reconocimiento, sobre todo cuando de temas del continente americano se habla, y específicamente cuanto se ciñe al ámbito latinoamericano y del Caribe, donde nuestra nación es un gigante. Y precisamente, el tema delicado y de actualidad, es el conflicto surgido con motivo del allanamiento de la embajada de nuestra República en Quito, la capital de Ecuador.

Todo comenzó cuando el 15 de octubre del año pasado ganó la presidencia ecuatoriana, el estadounidense-ecuatoriano (nacido en Miami y de lengua materna inglesa) Daniel Noboa Azín, hijo del hombre más rico (Álvaro Noboa, archimillonario bananero) de ese país sudamericano -Ecuador- que había intentado cinco veces ser mandatario de dicha nación. Ese joven empresario, publicó El País, “supone una incógnita para un país asolado por la violencia”; tomó posesión el 23 de noviembre y su período expira en mayo de 2025. La vencida, Luisa González, de ideas de izquierda, admitió su derrota y le manifestó estar decidida a unir fuerzas para beneficiar a su patria. Pero antes de los comicios ordinarios del 20 de agosto de 2023 en que participaron 8 candidatos, el día 9 de ese mes, fue asesinado Fernando Villavicencio, un aspirante anticorreísta (así se conoce a los seguidores de Rafael Correa, expresidente de Ecuador, líder del izquierdismo ecuatoriano) que iba en segundo lugar: la derecha de ese país deslizó el bulo de que la aspirante González tenía que ver con el crimen, lo que la perjudicó indudablemente. Así, tras las elecciones primarias -20 de agosto- y luego de la segunda ronda en octubre 15 de ese año, la favorita según las encuestas perdió ante el casi desconocido junior Noboa. Al día siguiente, el mandatario mexicano expresó su “felicitación al maestro Daniel Noboa, que el día de ayer triunfó en las elecciones presidenciales de Ecuador… le enviamos un saludo, una felicitación”.

Sobre esos comicios tan tensos, opinó Rafael Correa: “La forma de actuar de la derecha es meter el miedo entre la población”. Y comenta que, al parecer, al ciudadano le gusta ser engañado: “es como jugador empedernido, que sabe es difícil ganar, pero vuelve a apostar. Nos gusta creer, no comprender”. (Los Periodistas, 11-IV-024). Y en cuanto al porque llegó a la presidencia, afirman los ecuatorianos, “Es un accidente de la democracia” y un diminuto mandatario. (Dr. Ramiro Aguilar, analista político: Ecuador en Directo, 12-IV-24).

Aludiendo las particularidades de violencia ecuatoriana y la situación electoral mexicana, el presidente López Obrador en su mañanera del 3 de abril de este año, alertó que en nuestra nación eso no debería suceder, y refirió el caso sudamericano: “iba la candidata de las fuerzas progresistas como 10 puntos arriba, … Entonces, un candidato -Villavicencio- que habla mal de la candidata que va arriba, de repente es asesinado, y la candidata que iba arriba se cae, y el candidato que iba en segundo sube” a entonces la postulante que iba a la cabeza, la cual “…queda después de este asesinato como sospechosa”, y aunque sigue “haciendo campaña en circunstancias, considero, muy difíciles” porque imagínense a todos los medios en contra, se crea un ambiente enrarecido al grado que a los debates acuden con chalecos antibalas. Finalmente, la candidata progresista pierde la elección.

Sobre lo dicho por AMLO, hay dos puntos de vista de ecuatorianos: uno es el de la viuda del fallecido Villavicencio (Verónica Zarauz) simpatizadora de Daniel Noboa, quien tajante conmina al presidente azteca: “No se meta con Ecuador”, y tras indicar que no se utilice políticamente el nombre de su extinto marido, altisonante señala que “México se ha convertido en la guarida del correísmo”, por ello otorgó el asilo a Jorge Glas, exvicepresidente ecuatoriano -2013-2018- durante la administración de Correa, ingresado a la embajada desde diciembre de 2023. La otra opinión, es la del Dr. Juan Falconi Puig, exministro ecuatoriano y representante Permanente del Ecuador en la organización Mundial del Comercio con sede en Ginebra-Suiza, quien afirma: “López Obrador al aludir el asesinato de Villavicencio, solo dio un ejemplo de lo que sucede cuando hay violencia en períodos electorales, pero nunca mencionó y menos atacó al gobierno de Noboa”. (Entrevista a la radio ecuatoriana YouTube 11-IV-24).

A pesar de lo anterior, el 4 de abril el Ministerio de Relaciones Exteriores del estado sudamericano, comunica que, en razón a las declaraciones de AMLO, decide declarar persona non grata a la embajadora Raquel Serur Smeke. Esta diplomática, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), es viuda del notable filósofo ecuatoriano nacionalizado mexicano Bolívar Echeverría (1941-2010) que según sus paisanos es cúspide del pensamiento latinoamericano, forjado en México. 

Ya tirantes las relaciones México-ecuatorianas, el ejecutivo tabasqueño optó por la prudencia y declaró que no rompería relaciones diplomáticas con Ecuador ni expulsaría al embajador ecuatoriano en México. (CNN,5-IV-2024). A la par, se concedió oficialmente «asilo político» al exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas. Mas sorpresivamente, la noche de ese calamitoso viernes 5, fuerzas policiales ecuatorianas violentaron el edificio de la sede diplomática mexicana. Entonces Amlo, reaccionó ante esa «violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México”, e instruye a la canciller Alicia Bárcena “que (…) proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador» (López Obrador en la red social X). La irrupción fue gravada, y es dramático como Roberto Canseco, jefe de la misión diplomática, gritaba a los agentes: «¡No puede ser, es un atropello!, mientras uniformados le impedían se acercara a uno de los autos invasores y en el forcejeo caía al piso: «Es un atropello, es contra la norma, no puede ser», clamaba el diplomático. (imágenes del canal Ecuavisa).

El gobierno ecuatoriano pretende justificar su acción ilegal, echando la culpa al gobierno mexicano, porque asiló a un delincuente, a un corrupto. Eso es una mera conjetura, y además, el país asilante es quien califica si un solicitante del asilo tiene la calidad de ser asilado. (Convención de Caracas, 1954).  También la Convención de Viena, protege totalmente la inviolabilidad de las embajadas y en consecuencia, se violentó el principio de asilo, agregado a la infracción de invadir la embajada, ambas conductas plenamente tipificadas como delitos. Un portavoz de Antonio Guterrez, el guía de las Naciones Unidas, ya aseveró que “la ONU condena las flagrantes violaciones a la ley internacional…cuando la embajada -de México- fue asaltada” (Stephane Dujarric, Primicias, noticias de Ecuador, 12-IV-24).

En los lamentables hechos participó una mexicana: Mónica Palencia, quien recibió la ciudadanía ecuatoriana por decreto del presidente Noboa para poder ser nombrada ministro del interior, en cuyo carácter primero pidió se le entregara el asilado y luego coparticipó en el asalto al domicilio diplomático. Por ello, diputados ecuatorianos ya plantearon juicio político, contra ella, la canciller Gabriela Sommerfeld, y el ministro de Defensa, Gian Carlos Loffredo. Esto repercutirá en el presidente Noboa, individuo inmaduro, quien de plano actuó neciamente. Resta que México también la juzgue por su conducta, pues es causante del problema entre ambas naciones, lo cual sanciona el Código Penal Federal.

 El suceso es pues, gravísimo. Ni el dictador Pinochet se atrevió a violentar la inviolabilidad diplomática o el principio de asilo. Para resolver este asunto, se debe considerar, el caso de la toma de la embajada de EU en Teherán (1979- 4-XI-), lo que motivó a la Corte Internacional de Justicia de la Haya para sentenciar a Irán a pagar millones de dólares por la violación; y además exigió que todo volviera a su estado original, y que los autores materiales fueran juzgados penalmente. Por lo tanto, ahora México podrá pedir sanciones desde monetarias, hasta a la FIFA y Mercosur contra Ecuador. 

Un problema grave es que Noboa, tiene pésimos colaboradores, según lo califican expertos ecuatorianos: Ramiro Aguilar, Felipe Vega, etc. Ellos aseguran que el señor Roberto Izurieta Bole, secretario de comunicaciones, es una especie de Goebbels; Palencia, es una oportunista; la ministra de Relaciones, una ignorante y el jefe de la defensa, un iletrado. Total: es una infamia lo hecho por Noboa, porque ofende hasta al pensamiento. (Felipe Vega de la Cuadra, exministro, psicólogo, político y escritor ecuatoriano).

Hay 200 años de historia ecuatoriano-mexicana, desde que Ecuador era Distrito sur de la Gran Colombia bolivariana, y luego al emanciparse en 1830, lapso en que adoptó su actual nombre. Desde esas épocas, el distinguido jalisciense, Juan de Dios Cañedo (1786-1850), mucho colaboró para establecer relaciones entre los dos países, primero como secretario de Relaciones Exteriores y luego como embajador en varios países sudamericanos; después otro tapatío representaría a los mexicanos en Quito: Leonardo López Portillo y Serrano (1820-1898). Francisco Carrión (embajador ecuatoriano 2021-2023 y canciller en 2005-07) decía que su abuelo se benefició del asilo en México; Galo Galarza, diplomático y escritor, fue  beneficiado por México: el asilo siempre se aplicará en caso de persecuciones políticas; ahora lo que se debe reconocer es que lo acontecido fue un descomunal error. Casi es de risa, sino fuera por lo trágico que resulta, que, en nuestra nación, personas veleidosas de la ultra derecha, como Lily Téllez y cofrades, den disculpas al pueblo y presidente ecuatoriano, echando la culpabilidad de los sucesos a López Obrador.  

Convocada la Organización de Estados Americanos (OEA) para conocer la transgresión, el Consejo Permanente aprobó el miércoles 10 de abril, con 29 votos a favor, uno en contra y una abstención (del inefable Nayib Bukele, de El Salvador) la resolución que pena la violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y su relación con la figura del asilo, así como las lesiones sufridas por el personal diplomático mexicano en Ecuador. Rusia, España, Portugal y muchos más, respaldan a México y reprueban a los sureños. Grave amenaza será el momento en que se viole una inmunidad diplomática, y quede impune, pues ya no habrá embajada segura en el mundo; por el contrario, el país donde está cada embajada, debe proteger la inmunidad diplomática y antes que nada, jamás transgredir las normas que la salvaguardan. Por otro lado, México ya demandó en la Corte Internacional de Justicia, que se expulse a ese país, del seno de la ONU.

Sobre tal tema, el 11 del corriente mes, en la mañanera expuso la canciller Alicia Bárcena: “hemos decidido, por instrucciones del señor presidente, llevar a Ecuador a rendir cuentas por su flagrante transgresión a la inviolabilidad de nuestra embajada,… así como por los ataques físicos perpetrados contra nuestros diplomáticos, contra su integridad física y moral,… sobre todo, dos funcionarios: Roberto Canseco y Eva Martha Balbuena. Y son violaciones claras a la Convención de Viena, y por eso la violenta agresión es lo que nosotros estamos llevando a la Corte Internacional.”

Los reclamos son muy contundentes: Primero. Juzgar y declarar que Ecuador es responsable del daño que las violaciones de sus obligaciones internacionales han causado y siguen causando a México. Segundo. La suspensión de Ecuador como integrante de la Organización de las Naciones Unidas en tanto no se emita una disculpa pública reconociendo las violaciones a los principios y normas fundamentales del derecho internacional, con la finalidad de garantizar la reparación del daño moral infligido al Estado mexicano y a sus nacionales. Tercero: Juzgar y declarar que, en caso de una violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, similar a la cometida por Ecuador, la Corte Internacional de Justicia es el órgano adecuado, judicial, para determinar la responsabilidad de un Estado a fin de iniciar el proceso de expulsión en virtud del artículo 6 de dicha Carta de las Naciones Unidas.

Otro punto, es el de “Establecer el precedente que cualquier Estado o nación que actúe como lo hizo Ecuador será expulsado en definitiva de la Organización de las Naciones Unidades, con base en la evaluación prevista en el artículo 6 del mismo instrumento de la Carta de las Naciones Unidades. Cinco: Es tan importante evitar la repetición de estos casos, que el tribunal internacional de justicia podrá presentar la expulsión del Estado que viole el derecho internacional de manera rápida y expedita ante el Consejo de Seguridad de la ONU, evitando el veto de sus miembros.

Es probable que a pesar del timorato Secretario del organismo mundial, se alcancen respuestas favorables. Esto, reivindicaría a la organización y especialmente, preservaría los principios torales sobre los que descansan las relaciones internacionales, base de la paz y el progreso global.

FILOSOFANDO: ¿CUÁL DEBATE?

Juan M Negrete

Lo primero que se ha asentado sobre dicho evento es que fue seguido o contemplado por 11. 6 millones de espectadores. Es difícil darles crédito a estos números, porque no todo mundo se lo escabecha en su teléfono celular particular. Ante una pantalla de televisión casi siempre hay más de un espectador. Pero como sea, la cifra que se le abona nos habla de un evento masivo, del que pueden hablar muchos, como ha sido el caso.

Un segundo elemento por ponderar es el hecho de que casi toda la semana que está por concluir se han ocupado de él los analistas, los de oficio y los ocasionales. Se da por descontado que no ha habido unanimidad de juicios en estos trabajos. Pero resulta sorprendente que una buena corriente de opinócratas, que enderezan sus dardos contra AMLO y le dan el gane a la actual oposición, se hayan pronunciado por descartar a la señora Xóchitl como ganadora. Más bien la calificaron muchos de ellos como la gran perdedora.

Darla por perdedora y descalificarla, no implica necesariamente el pronunciamiento o la aceptación de que su rival acérrima, la señora Claudia Sheinbaum, la abanderada o candidata del oficialismo de Morena y sus aliados, lo haya ganado. A tanto no llegan sus concesiones. No lo profieren así. Pero se queda como elemento deducible y de oportunidad. Si era un combate de dos y a una se la da por perdedora, ya no es imprescindible cantar la victoria para la otra. Viene implícita la deducción en el veredicto.

Aunque dentro de nuestros embelecos, siempre hay quienes paran el dedo y no necesariamente con rigor lógico. Eran dos los figurines que se estaban disputando el cetro o el cinturón de la victoria. Pero curiosamente hubo un tercer contrincante arriba del ring. Pues a algunos de sus paniaguados les pareció, y así lo expusieron los que traen consigo plumas de analistas, que este tercero en discordia fue el que ganó el debate. Pero como no disputaba él el trofeo, daba lo mismo que lo ganara o no. Algo así como para descarrilar lo implícito de proclamar la derrota de doña Gálvez. Nomás nosotros con nuestro surrealismo cocinamos estas ollas podridas.

También se ha centrado la atención en torno al mal manejo del cronómetro de las intervenciones de los participantes. Vamos a decir que no tuvieron cuidado los conductores con este aspecto que es crucial. También se ha señalado la pésima elección de las preguntas, tan deshilvanadas y tan poco vinculantes con los agonistas, para que se cogieran del chongo y se dieran de catorrazos. O sea, que aventaron a las ramas los temas para discutir y se les fue el santo al cielo. Los cuestionados candidatos se encontraron fuera de baranda y cada cuál le dio salida al tiempo asignado en pantalla como mejor pudo.

Se han hecho pues muchos señalamientos al evento y no todos favorables. Algo así como si lo hubiesen dirigido meros aprendices y no un INE que lleva casi un cuarto de centuria trabajando para que haya elecciones entre nosotros positivas e imparciales, como lo manda la ley. Es deducción válida, aunque nos duela aceptar que llevamos demasiado tiempo metidos en las meras tareas del aprendizaje y no acabamos de dar el do de pecho. O somos muy burros, o ya nos gusta reprobar y transitar como fósiles escolares en esta materia.

Tal vez coincidirán algunos con el juicio que medio adelantamos en esta columna, en el sentido de que, como no se trata de un hábito nuestro muy favorecido, no iba a haber debate. Ya a toro pasado podemos suscribir muchos este juicio sumario. Estuvieron los tres protagonistas hora y media, transmitida su imagen por las cámaras, y no hubo entre ellos una sola discusión de peso. No discutieron sobre propuestas o programas a llevar adelante con el gobierno que pretenden constituir. No le dieron a deglutir a su público materiales o banderas para salir a ondearlas y sumarse a sus contingentes masivos.

No se nos otorgaron entonces estímulos reconocibles como para salir a las calles a pronunciarnos por uno o por cualquiera de las otras dos. Y si esta es la conclusión de esterilidad con la que nos tenemos que ver, hemos de aceptar que no hubo debate. Y tal vez ni esperábamos que lo hubiera. A la gran mayoría de los críticos de la derecha, que le endilgan con su dureza habitual la derrota a doña Gálvez, les urgía mirar a esta señora disparando boñiga y estiércol contra la señora Claudia y enviarla toda embijada y llorosa a los camerinos. Pero no ocurrió así y por eso le llaman perdedora.

No perdió un debate que no hubo, sino la oportunidad de exhibición que habían programado con tanto ahínco e ilusión, y que desaprovechó doña Xóchitl, por andar vendiendo gelatinas y vistiéndose de candidata ciudadana. Ahí para la otra. Pero con más realismo y autenticidad, por favor. Basta de burlas o nos llevamos el balón para otra cancha. Aunque pensándolo mejor: ¿A dónde iremos que más valgamos?

LAS ELECCIONES DE AYUNTAMIENTOS EN MÉXICO. EL CASO JALISCO.

Por Pedro Vargas Avalos.

De acuerdo con las circunstancias políticas dominantes a la fecha en nuestro Estado, las principales fuerzas contendientes se limitan a dos coaliciones y a un partido político. Aquellas son la denominada “Sigamos haciendo Historia en Jalisco”, que encabeza el partido Movimiento Regeneración Nacional -MORENA- y que se integra al mismo tiempo con otros dos partidos de registro nacional (el verde ecologista de México -PVEM- y el del Trabajo -PT- los cuales, además, en el caso nuestro es secundado por dos institutos partidistas de índole estatal: Hagamos y Futuro.

Haciendo un breve recuento de los precedentes del primer organismo antedicho, que se ponderó públicamente como un ente dominado por el fallecido exrector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López, diremos que tiene sus orígenes en la formación política “Exigencia Ciudadana para el Desarrollo de Jalisco”, surgida en el ya lejano año de 2011: luego se le rebautizó como “Hagamos” en 2018, y finalmente se le registró como partido en septiembre 18 de 2020. Entre sus más destacados personajes, figuran Enrique Velázquez González, Abril Alcalá Padilla, Ernesto Gutiérrez Guízar y Tonatiuh Bravo Padilla. De esa manera participó en comicios desde 2018, y pasando por la elección de 2021, (cuando alcanzó dos diputaciones de representación y cinco municipalidades) para las del venidero junio 2 del corriente año, a principios de noviembre de 2023 se alió a Morena, con el evidente objetivo de lograr un cambio político en Jalisco. Ideológicamente se ostentan como de izquierda, aunque en los hechos quedan dudas de ello.

En cuanto al otro organismo partidista, Futuro, tiene antecedentes de corte independiente desde 2012; luego emergió una organización llamada «Somos un bosque», creada por el activista Pedro Kumamoto Aguilar, con el fin de promover candidaturas independientes en las elecciones locales de 2018. Dos años después se registró ante las autoridades electorales como partido político. En sus movimientos el más destacado dirigente ha sido el mencionado Pedro Kumamoto, quien en su momento fue diputado local (2015) por un distrito con base en Zapopan; el logro electoral mayor fue en 2021, alcanzando una diputación local y la alcaldía de Tamazula de Gordiano, aparte de varias regidurías en distintos ayuntamientos. Su presidenta estatal es Susana de la Rosa Hernández, y el lema de la institución es “Hay Futuro”. 

Contra lo que pudiera creerse, no es, frente a Morena y aliados, la otra coalición de partidos (integrada por el Revolucionario Institucional, PRI; el de Acción Nacional, PAN, y el agónico de la Revolución Democrática, PRD, los cuales caminan bajo la divisa de “Fuerza y Corazón por Jalisco”) la que realmente disputa el triunfo de los ayuntamientos jaliscienses, sino el gobernante estatalmente, Movimiento Ciudadano, que bajo Enrique Alfaro Ramírez ha sido la primera fuerza electoral desde hace seis años. Es decir, de los tres los organismos que mayor fuerza despliegan, en aras de triunfar en los comicios del 2 de junio, al menos hasta la fecha según todas las encuestas, los más fuertes son, por una parte, la alianza que encabeza Morena, y por el otro lado, su principal contendiente, lo es el partido Movimiento Ciudadano (MC). En tercer lugar, marcha la liga que encabezan PAN y PRI.

Es interesante recordar que el municipio libre mexicano, surgió en 1914, gracias al talento y enorme visión del jalisciense Luis Manuel Rojas, quien al frente de la Sección de Legislación Social del gobierno del Primer Jefe del ejército constitucionalista, Don Venustiano Carranza, a la sazón radicado en Veracruz, redactó esa norma y el aludido señor Carranza la publicó como decreto el 26 de diciembre de ese año de 1914. Quizás por caer en tiempo de vacaciones navideñas, en ningún lugar se conmemora tan significativo hecho; coadyuvando también la realidad amarga de que somos muy desmemoriados en cuestiones históricas. 

En los considerandos de esa trascendente norma, se afirma “Que durante largos años de tiranía sufrida por la república, se ha pretendido sistemáticamente centralizar el gobierno, desvirtuando la institución municipal, y que la organización que hoy tienen varias entidades federativas sólo es apropiada  para sostener un gobierno absoluto y despótico, porque hace depender a los funcionarios que más influencia ejercen en las municipalidades, de la voluntad de la primera autoridad del estado”, por lo que tal situación, ya resultaba insostenible, y era indispensable evitar que se impusieran como autoridades municipales a “personas enteramente extrañas a los municipios, las que no han tenido otro carácter que el de agente de opresión y se han señalado como los ejecutores incondicionales de la voluntad de los gobernantes, a cuyo servicio han puesto el fraude electoral, el contingente de sangre, el despojo de las tierras y la extorsión de los contribuyentes”.

Desde entonces, cuando menos intencionalmente, se buscó que quienes integren los ayuntamientos sean ciudadanos originarios o radicados en cada localidad, de espíritu democrático, reales servidores de la población y con honestidad a toda prueba. Con gran tino, afirmó Rojas, el gran futuro presidente del Congreso Constituyente de Querétaro: “el ejercicio de las libertades municipales educa directamente al pueblo para todas las otras funciones democráticas, despierta su interés por los asuntos públicos haciéndole comprender, por la experiencia diaria de la vida, que se necesita del esfuerzo común para lograr la defensa de los derechos de cada uno, y para que la actividad libre de los ciudadanos goce de protección y amparo”. Así pues, la autonomía de los municipios deberá moralizar la administración pública, salvaguardará efectivamente la vigilancia de sus intereses, e impulsará el desarrollo y funcionamiento de la enseñanza primaria, y el progreso material de las municipalidades, incluyendo su florecimiento intelectual. En pocas palabras, la libertad de los ayuntamientos asegurará el adelanto general del país y contribuirá en primera línea al funcionamiento orgánico de las instituciones democráticas, que son la esencia del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. De allí la suma importancia de que, a los puestos de funcionario municipal, arriben los ciudadanos más calificados cívicamente, pues las autoridades municipales están más capacitadas por una supuesta estrecha proximidad que deben mantener con los gobernados, factor que permite conocer las necesidades de estos, y por consiguiente poseer la información oportuna para atenderlas y remediarlas con eficacia.

Atendiendo lo anterior, nos preguntamos si los aspirantes a gobernar desde los cargos del ayuntamiento estarán conscientes de la dimensión de su cometido, y en 

cuanto, a los votantes, la interrogante es: ¿tendrán la información suficiente para elegir a quienes sean más aptos para que los gobiernen municipalmente? 

Ojalá que la ciudadanía se persuada de lo crucial que es saber elegir autoridades municipales, y el 2 de junio, su decisión resulte acertada, a efecto de que se logren los fines que, en 1914, alimentaron la creación de la ley del municipio libre.

FILOSOFANDO: SEMANA DE ASUETO BENIGNO

Por: Juan M Negrete

Esto del asco puede parecer fuerte. Pero habrá que matizar el sentido por el que se dice. Es el primer período o lapso del año en que se programa un asueto y nadie renuncia a tomarlo. Por esta pista hay que entenderlo. Aunque en muchas ocasiones, este redactor y muchos otros paisanos escuchamos una broma a propósito del contenido simbólico o metafórico, o tal vez meramente justificativo, de la razón del paro laboral. Propalaban tales lenguas viperinas que los ateos no tenían derecho a gozar del descanso programado para dichos días. No es necesario explicar el contexto.

En realidad, no resultaría tan fácil hallarle la cuadratura al círculo del sentido de tal descanso por estos días, al que nos apoltronamos todos sin retobar nada. Dentro de los cánones del calendario católico, en su anuario le dedica un lapso suficientemente largo, al que llamamos cuaresma, de preparación para el misterio mayor de esta creencia. La cuaresma está referida al período de preparación para la celebración del misterio central de la muerte y la resurrección del conocido redentor o mesías, del que dicen que vino a salvar al mundo, o nos vino a salvar a los humanos que andábamos completamente perdidos en nuestros errores.

Dada la extensión de este lapso de preparación para la celebración ritual de la muerte y la resurrección del famoso mesías, se puede colegir que la liturgia católica le concede mayor importancia a este misterio que al del nacimiento de este mismo personaje. Al período de recogimiento y penitencia para prepararse a la llegada del niño divino, denominado adviento, se le da una extensión de los días decembrinos previos al nacimiento. Aunque los mexicanos le metimos ahí las posadas y tal etapa tiene de contrición y de arrepentimiento lo que tiene de agua el desierto.

La cuaresma es palabra que refleja la cantidad de los días dedicados a la preparación para la celebración de los rituales de las exequias de la divinidad. Son los famosos cuarenta días y cuarenta noches de insaculación para poner en orden la casa y poder atender el misterio central de esta creencia. Hablamos de la muerte y de la resurrección. ¿Cuál de las dos ocupa el lugar preponderante? Como los mexicanos, oootra vez, somos más inclinados a los rituales fúnebres, supondríamos que es el de la muerte. Pero no es así.

Debería resultarnos a todos, creyentes o no, que es una narración muy extraña ésta. ¿Cómo entenderle al caso de que una divinidad muera, si es precisamente la característica de eternidad la que diferencia a los dioses de los que no gozan de esta prerrogativa? Pero no nos metamos a discusiones teológicas, de las que no saldremos bien parados. Los especialistas en estos cuentos nos pondrían una pajueliza de perro bailarín por andar regando sobre mojado. Baste asentar el dato de que los creyentes de esta fe (a la que por simplificación le llamamos católica) conmemoran por estos días la muerte de su divinidad central.

Mas conviene asentar dos cosas más, para entenderle mejor al brete. Una, fundamental, es que también festejan la resurrección. O sea, que esa rara divinidad que se les murió, o a la que mataron, no les dio el gusto de quedarse en el mundo de los muertos. Se salió de tales tinieblas y volvió a la vida. Eso es lo que quiere decir resurrección. Ya los detalles de cómo lo hizo y de quiénes testificaron la veracidad de tal hecho los dejamos a los panegiristas y, de nuevo, a quienes le entiendan bien a estas fabulaciones.

Nos han contado que duró sólo tres días en el reino de las sombras y que volvió a la luz. No sabemos si con el mismo cuerpo, al que le habían llagado y vapuleado innecesariamente. Porque si les iba a resucitar, ¿para qué lo herían? ¿Qué ganaron con injuriarle hasta el cansancio y befarse de él, si volvió a la plenitud de su lozanía y retomó los espacios de los que lo habían echado? En fin, son discusiones para las que no hallaríamos la punta.

La otra cuestión por resaltar tiene que ver con la comparación entre estos dos eventos centrales, que componen el misterio, el de la muerte y la resurrección. En uno de los pasajes más famosos y centrales del apóstol Pablo de Tarso, ante esta dicotomía, pontifica con todas las de la ley: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe”. Y si este puntal de tal creencia establece tal axiomática, nosotros los simples legos ya no tenemos más tela de dónde cortar.

Para fines prácticos, y que nos sean provechosos, digamos ahora que, pertenezcamos o no a esta feligresía, ya vimos transcurrir sus cuarenta días de compunción; ya dejamos atrás la semana celebratoria de todo este misterio; y que nos falta tan sólo soltar las campanas a vuelo porque hoy por la tarde, o mañana por la mañana, nos dirán que su deidad volvió a la vida. Y por tal razón se volverá a abrir la gloria. Y todo volverá a la normalidad. Ya podremos ocuparnos entonces, sin que nos llegue remordimiento alguno, de las banalidades cotidianas, entre las que se destaca la disputa por los puestos públicos. Le llamamos a esto actividad política. Pero tiene girones que más bien nos obligarían a ponerle otros sambenitos más atinados. Volveremos.